Por Edwin Irizarry Mora
Candidato a Gobernador
Partido Independentista Puertorriqueño
25 de septiembre de 2008
Uno de los temas de mayor prioridad en el presente proceso electoral es la crisis fiscal y el estado comatoso de nuestra economía, caracterizada por el estancamiento y una dramática reducción en el ritmo de c re c i m i e n t o.
Hace más de tres décadas la economía puertorriqueña dejó de crecer a un ritmo aceptable. Desde finales de la década de 1970 el Partido Independentista Puertorriqueño advirtió la eliminación de la Sección 936, sobre la cual se asentaba la inversión del capital norteamericano en Puerto Rico. Propusimos un nuevo plan de desarrollo económico dirigido a retener el capital manufacturero norteamericano y, además, a atraer capital adicional de otros países industriales. Nuestras propuestas han caído por décadas en oídos sordos, tanto en gobiernos populares como estadistas.
Para encaminarnos exitosamente por la ruta del crecimiento y el desarrollo similar a la de países más pequeños que Puerto Rico, tenemos que unirnos al mundo e insertarnos en la economía globalizada del presente. Para eso Puerto Rico tiene que comenzar a delinear una nueva estrategia, amparada en los poderes de la independencia nacional.
Propongo la creación de un Plan Maestro de Incentivos Industriales que cobije a las empresas foráneas y a las empresas de capital puertorriqueño que se están abriendo paso en un ambiente industrial cada vez más competitivo. El plan garantizará la continuidad del flujo de inversión manufacturera, ampliando las fuentes de capital y creando el espacio para la llegada de empresas japonesas, europeas y de otras partes del mundo, mediante acuerdos de condonación contributiva y a través de la puesta en marcha de tratados comerciales de carácter multilateral. Esto significa que el capital proveniente del exterior podrá iniciar negocios compartidos -"joint venture s "- con el capital puertorriqueño, particularmente en actividades dentro de la manufactura, e incluso en áreas como los servicios, el comercio, la banca internacional, la informática y el desarrollo de nuevas tecnologías.
Unirnos al mundo significa también ampliar las oportunidades del sector cooperativo, que ha probado que puede expandirse exitosamente hacia países vecinos, especialmente en áreas de seguros y finanzas. Con más de $7,000 millones en activos, su potencial no ha sido explotado como merece. El cooperativismo también posee los recursos para darle el impulso y el dinamismo que requieren actividades importantes, como la agricultura, la agroindustria y las empresas de servicios con base en la gestión comunitaria.
El respaldo gubernamental a actividades no tradicionales -como las vinculadas a reciclaje y a producción de mercancías y servicios a nivel de pequeña y mediana empresa es una de las formas más efectivas de romper el espinazo del problema crónico de desempleo estructural, según experiencias en otros lugares. Este enfoque es parte del programa económico del PIP.
Puerto Rico no puede quedarse aislado del resto del mundo, amparado en estilos de desarrollo económico cuyos resultados son cada vez más insatisfactorios. Tenemos que propiciar nuevas oportunidades tanto para el capital internacional como para el puertorriqueño en sus diversas formas. Sólo de esa manera dejaremos atrás nuestro actual estado de estancamiento e inestabilidad y nos integraremos a la corriente del crecimiento autosostenido que nos conducirá al aumento en el bienestar y en la calidad de vida de todos y todas nuestros compatriotas.
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