28-Febrero-2008 | Ángel Collado Schwarz
Fundación Voz del Centro
Puerto Rico ha tenido dos metrópolis: España y Estados Unidos. Fue una provincia de España en 1897, y desde 1898, según la definición de los Casos Insulares del Tribunal Supremo en Washington, D.C., Puerto Rico es un “territorio no incorporado que pertenece, pero no es parte de”.
Recientemente se anunció que España lideró en el 2007 el crecimiento económico entre los países avanzados (G-7). El aspecto importante de las economías de los países es la tendencia del crecimiento; no el tamaño. La tendencia de crecimiento del PIB (producto interno bruto) en España es ascendente (2004: 3.3 vs. 2007: 3.8) mientras que la de Estados Unidos es descendente (2004: 3.6 vs. 2007: 2.2). El caso de Puerto Rico es peor aún: según el CIA-World Factbook, en el 2007 Puerto Rico llegó a un decrecimiento de -1.2.
En 1898, cuando Puerto Rico fue forzado a cambiar de metrópoli, España estaba en decadencia y perdía sus dos últimas colonias en América. La nueva metrópoli, Estados Unidos, era el país del futuro encaminado a sustituir al Reino Unido en el siglo XX como la principal potencia mundial. Pero antes tenían que ejecutar la teoría de Alfred T. Mahan de conquistar los mares, construir un canal y establecer bases navales carboneras en el Caribe. La Guerra Hispanoamericana les proporcionó su objetivo en el Caribe. Con el tiempo el canal tuvo que ser devuelto a su propietario verdadero y actualmente es administrado por una firma china.
En el siglo XXI, las situaciones de las metrópolis no pueden ser más diferentes a las de 1898. Basta tomar un vuelo aéreo partiendo del moderno y flamante aeropuerto de Madrid y aterrizar en el dantesco JF Kennedy de Nueva York, para advertir cuál de los dos países es el que está en decadencia. Los contrastes continúan desde que se toma el taxi o se aborda el metro, hasta que se experimenta las condiciones de las carreteras o se procura utilizar el teléfono celular sin perder la señal.
Si alguien todavía albergase una duda sobre cuál es el país en decadencia, para disiparla le bastaría visitar un hospital o escuela pública en la ciudad de Nueva York y hacer lo mismo en Madrid. Acudir a un hospital público en España evoca visitar un hotel. En este país las medicinas cuestan una fracción de lo que cuestan las medicinas en Estados Unidos, aunque ambas son fabricadas por las mismas farmacéuticas globalizadas. España, al igual que todos los países avanzados, con excepción de Estados Unidos, dispone de un sistema de salud universal.
España también disfruta de una marcada superioridad en la calidad de vida, limpieza y seguridad pública. Más aún, España pertenece a la Unión Europea, actualmente el principal bloque económico mundial. Aunque en un futuro cercano la Unión Europea perderá su liderato ante el imparable crecimiento de China, continuará desempeñando un papel protagónico. El euro está desplazando al dólar como la principal moneda mundial; el centro económico mundial está localizándose nuevamente en Londres, que brinda más estabilidad y confianza a la Unión Europea, China, India y los países árabes petroleros.
En 1898 Puerto Rico, una provincia como las otras en España- con voz y voto en la metrópoli, moneda propia y la capacidad de negociar tratados comerciales internacionales- pasó a convertirse en un territorio. El jurista José Trías Monge asevera que bajo España, Puerto Rico gozaba de un grado de autogobierno “mucho mayor que el que Estados Unidos ha estado dispuesto a conceder hasta hoy”. Como territorio, Puerto Rico no tiene voto en la metrópoli y está sujeto a los vaivenes y caprichos del Congreso, quien tiene poderes plenarios sobre nuestro destino (según el Tratado de París y la cláusula territorial de la Constitución de Estados Unidos).
Es curioso que todas las provincias españolas conocidas hoy como comunidades autónomas, incluso la de menor tasa de crecimiento (las Islas Baleares: más de 2.0), superen la situación actual de Puerto Rico. La menos desarrollada, Extremadura, también se encuentra en mejor posición que la del territorio de Puerto Rico.
En el siglo XXI nuestra antigua metrópoli, España, experimenta un impresionante desarrollo económico y social mientras nuestra metrópoli actual se halla en franca decadencia. Las provincias españolas o comunidades autónomas actuales disfrutan de una mejor situación económica, política y social que el territorio de Puerto Rico.
Y ninguna de las dos metrópolis, España y Estados Unidos, tienen planes para anexar a Puerto Rico.