22 de marzo
Por Jesús Dávila - Corresponsal de El Diario La Prensa en San Juan
La foto resulta particularmente comprometedora para el Buró Federal de Investigaciones, que ha sostenido de manera consistente que ninguno de sus agentes penetró en la casa hasta el día siguiente de los hechos del 23 de septiembre de 2005 por temor a que hubiese trampas de explosivos, versión que no convence a muchos en Puerto Rico, donde el caso continúa bajo investigación.
Según la versión oficial, Ojeda, quien estaba prófugo por el caso del asalto de los Macheteros a la Wells Fargo de 1983, se batió con una pistola contra el contingente de agentes del Hostage Rescue Team que fue a arrestarle luego de detectar su escondite en una casa en los montes cerca del pueblo de Hormigueros, al oeste del país. De acuerdo a esa versión, los hechos ocurrieron entre la tarde y temprano en la noche, cuando un francotirador del grupo comando le hirió de un disparo, pero desde Washington se tomó la decisión de no autorizar la entrada a prestarle ayuda por temor de que se pusiera en peligro a los agentes.
La fotografía, obtenida por EL DIARIO-LA PRENSA, cuenta una historia diferente.
Fue tomada cuando el cuerpo todavía estaba rígido y muestra al veterano combatiente tendido boca abajo en el piso de la sala, con la cabeza contra la puerta de la casa y las piernas extendidas hacia atrás. A cierta distancia del cuerpo, hacia la izquierda, está una pistola con el peine a medio sacar.
Lo más controversial, sin embargo, es el rastro dejado por la sangre.
La mayoría de la sangre estaba hacia el área del tórax y cerca de la cabeza, lo que explica la que se filtró por debajo de la puerta hacia fuera. A los pies del cuerpo hay muy poca sangre y un rastro claro de que durante el movimiento hacia la puerta caían gotas de sangre que nada las arrastró -por lo que no estaba totalmente pegado del piso, excepto al menos uno de los pies- pero no se había desangrado, cosa que ocurrió luego de estar en la posición final.
Eso parece contradecir lo planteado en el informe del Inspector General del FBI, que indica que al día siguiente de los hechos, fue que se haló el cuerpo para asegurarse que no tenía una trampa de explosivos. De acuerdo a ese informe, el rastro grande de sangre en el piso se produjo cuando se hizo esa operación, pero en ese caso, lo que parece lógico es que el charco principal debió quedar más hacia atrás o regado debido al movimiento del cuerpo.