Por Rosiris A. Ramos Meléndez
Prensa Comunitaria
En Puerto Rico actualmente sólo existe una tienda de comercio justo que se ubica en Río Piedras y que tiene por nombre La Chiwinha, donde se encuentran productos de comercio justo de diversos países del extranjero.
La iniciativa de la Chiwinha se da en el contexto en que abaratar los costos y aumentar las ganancias parecen ser la máxima de la mayoría de las corporaciones del planeta con el auge de la globalización del mercado. Productores, procesadores y vendedores buscan lograr dicho objetivo con el fin de posicionar su producto de manera más atractiva para los últimos en la cadena del intercambio: los consumidores. Obviamente, en el largo trayecto que recorre un producto a través de tantos intermediarios para llegar a su destino final, quienes se llevan la peor parte son los productores. La filosofía del comercio justo, en cambio, busca invertir este proceso.
El modelo alternativo que trae el comercio justo o, en inglés, el "FairTrade", propone beneficiar principalmente a los productores y su estructura de funcionamiento se basa precisamente en las relaciones con las organizaciones manufactureras, que por lo regular están constituidas como cooperativas. Para ello, se crearon una serie de estándares que se desglosan a continuación.
- Se trata de evitar intermediarios entre productores y consumidores.
- Los compradores por lo regular, pagan por adelantado para evitar que los productores busquen otras fuentes de financiamiento.
- Se establece un pago mínimo por el producto para que con las fluctuaciones de valor en el mercado el productor no se perjudique y pueda tener una vida digna, al tiempo que se le ofrezcan precios justos al consumidor.
- Establecer relaciones transparentes y duraderas con las cooperativas productoras, entre otras.
Además, el movimiento de comercio justo garantiza, la protección de los derechos fundamentales de las personas respetando la igualdad de género y condenando la explotación infantil, el uso sostenible de las materias primas y los procesos amigables con el medio ambiente. Así también, se ofrecen capacitaciones a los productores y parte de los dividendos que generan van a parar al desarrollo de escuelas, hospitales y otras estructuras para beneficio y uso de la comunidad.
Estas medidas que forman parte de la filosofía del movimiento del comercio justo, proveen las herramientas y las alternativas para un desarrollo económico y social que ayude a aliviar la desigualdad social y a reducir la brecha entre ricos y pobres.
Puerto Rico, por ser territorio de los Estados Unidos, no es considerado un país del tercer mundo; por ello, los potenciales productores en la Isla no cuentan con la estructura necesaria para ser certificados bajo el movimiento. Joel Franqui, creador y propietario del establecimiento, dijo estar esperanzado en que se sumen más personas a esta alternativa de mercado en la Isla y que las condiciones se presten para algún día lograr la certificación. "Mi visión es que aquí se pueda formar una red puertorriqueña de comercio justo y que podamos trabajar en alianza con organizaciones por las comunidades más necesitadas", sentenció. Mientras tanto, en La Chiwinha se continuará comerciando con otros productos bajo este esquema socialmente responsable y comprometido
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* Tomado del periódico Puerto Rico Cooperativista, Edición de enero de 2009