martes, 26 de octubre de 2010

¿Qué hace el ejército de los Estados Unidos en Afganistán?

26 Octubre 2010

Pasaporte boricua


Fufi Santori

Si el presidente Obama pudiera contestar esa pregunta de manera que el pueblo 'americano' entendiese la respuesta y la aceptara, su liderato podría sobre vivir el cuatrenio con buena opción a una 'segunda vuelta'.
 Pero,  la verdad es que su pueblo  y mucho más de medio mundo piensa que, aún concediéndole inteligencia, sabiduría y sensibilidad, Barack Obama no sabe como salirse del pantanal en el que lo han metido.

¿Quién lo metió allí? El vaquero George W. Bush y su sed de venganza al estilo O.K. Corral. Por esos tres mil inocentes que murieron en el horrible ataque suicida del  11 de septiembre del 2001, decenas de miles de seres humanos, tan inocentes como los de las Torres Gemelas, han sido sepultados en los cementerios de Irak y de Afganistán.

A la barbaridad criminal de los aeronautas suicidas, por cierto la mayoría de ellos sauditas, Washington respondió con una barbaridad mayor dándose ese Ojo por Ojo que Gandhi señalaba como lo que dejaría " al mundo ciego". Si el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York es calificable como un acto terrorista y ciertamente lo es, ¿cómo  calificar el dejar caer cientos de miles de toneladas de bombas sobre Bagdad, la capital de un Irak sin defensa que pudiera contra restar o mitigar lo bestial del poderío aéreo norteamericano?
Porque, tan pronto los misiles, las bombas y la artillería  'americana' comenzaron a matar gente inocente, tanto en Kabul como en Bagdad, Washington y sus aliados perdieron mucha fuerza moral y el mundo, especialmente el árabe, les cuestionó la prudencia y justicia de su contra ataque.

Para empezar, ni Bush, ni Rumsfeld ni Cheney  se  cuestionaron, o no quisieron cuestionarse, el porqué del 9/11 y el detalle tan y tan importante de que entre los suicidas no había ni afganos ni iraquíes. La venganza se cebó sobre las figuras de Bin Laden y Saddam Hussein... y a bombardear se ha dicho. Bush, distinto a Clinton, nunca quiso reunirse con Arafat mientras sí lo hacía con el líder israelí Sharon siendo su actitud una de pura indiferencia al reclamo de los Palestinos.  ¿Sería eso lo que gatilló el ataque criminal del martes 11 de septiembre del 2001?

Por que, digan lo que digan sobre la crisis económica en los Estados Unidos el fantasma en el closet de Obama, fantasma que no da indicios de desaparecer, es la presencia de sus tropas en Afganistán y aún en Irak.
Y ahora, a solo un año de cumplirse una década matizada horriblemente por el terrorismo, tanto el de fanáticos religiosos como el institucional, o sea de estado, identificamos como el peor de los enemigos de occidente a ese ciudadano común del Islam, ese musulmán que vive convencido de que las civilizaciones judeo cristianas, con Estados Unidos a la cabeza y apoyado por Israel, ejemplifican la inmoralidad y el egoísmo. Es ese fanático religioso el que se convierte en un ejército de uno siendo sus armas: su cuerpo y una bomba.

 Y la tensión llega a extremos ilimitados  cuando la derecha religiosa fundamentalista representada por los del 'Tea Party' y una Sarah Palin, propicia en el Pentágono la insinuación  de 'meterle mano' a Irán. Los que andan por ese camino de la venganza nos podrían llevar a la exterminación de la raza humana. No hay  'ojo' que valga ese precio.