Rubén Berríos Martínez
Si el PNP, ahora que controla gobernación, Senado, Cámara y Tribunal Supremo no hace nada efectivo por la descolonización, es mejor que cambien su nombre por el de Partido Colonial Progresista.
Cuando según las encuestas la gran mayoría cree necesario resolver el status para elevar la calidad de vida y ante un ELA en minoría desenmascarado como territorial, el partido de gobierno no ha sabido escuchar el llamado de la historia.
Por el contrario el PNP ha propuesto un plebiscito de dos rondas en que no sólo equipara al ELA territorial con las alternativas reconocidas internacionalmente, sino que lo privilegia al darle un pase de cortesía (un "bye") para la ronda final del 2013. Además, le evita al PPD tener que definirse y enfrentar sus contradicciones respecto al status.
Parece absurdo, pero no lo es. Todo está diseñado para evitar una votación antes de las elecciones que ni remotamente pueda poner en riesgo los intereses electorales de los candidatos penepés. Todo, a pesar de que sería perjudicial para la estadidad un plebiscito con muy baja participación donde muchos estadistas no acudan a las urnas al no existir competencia, ya que ni los independentistas ni populares participarán. ¡Lo que son capaces de hacer los líderes estadistas por un presupuesto!
El plebiscito de noviembre será un ejercicio costoso, sin legitimidad o utilidad alguna, y cuya única consecuencia será darle respiración artificial a la colonia y reforzar el inmovilismo atrincherado en la Casa Blanca por temor ante una potencial petición de estadidad. Y no es por falta de opciones. Baste mencionar un par.
Tenían la opción propuesta por el PIP. Una consulta "sí" o "no" para exigir a Estados Unidos un status no colonial y no territorial; seguida de otra consulta el mismo día para escoger entre un plebiscito y una Asamblea de Status, que considere sólo alternativas no territoriales y no coloniales.
Pero si lo que querían era complacer a la Casa Blanca tenían otra opción plebiscitaria, también mencionada en el informe. Se trata esencialmente del proyecto original de Fortuño. Se le preguntaría al pueblo si quiere continuar con el status territorial o si prefiere un cambio a favor de un status no colonial y no territorial. Y en otra votación el pueblo escogería entre alternativas realmente descolonizadoras. Complacerían así a la Casa Blanca, pues los populares tendrían la opción de votar a favor del ELA existente. De prevalecer el territorio, la segunda votación quedaría descartada. De triunfar el cambio, ese mismo día el pueblo decidiría hacia dónde encaminarse, inclusive los que apoyaron el territorio.
En el PNP y en el PPD muchos quieren la descolonización. La gran mayoría de nuestro pueblo aspira a un régimen que no sea territorial ni colonial. Pero el liderato popular y el penepé ha optado por no responder a ese reclamo.
Los primeros presentaron un proyecto para ir cogidos de la mano con el PNP a un plebiscito para proclamar que quieren ser parte de Estados Unidos. Los segundos le han fallado al pueblo estadista al optar por el inmediatismo electoral y el control del presupuesto. Ambos están en competencia para ver quién es más sumiso a Washington. Y al infierno la descolonización.
Todavía no se ha aprobado el proyecto final de status, pero si todo madura como pinta, el independentismo tiene su agenda trazada. En el plebiscito abstención y denuncia, tanto local como internacionalmente. Nuestro plebiscito vendrá en las elecciones del 2012. Nos sirve de estímulo saber que en la última encuesta la independencia aparece con un potencial de un 7 a un 12 por ciento, una proeza luego de más de un siglo de persecución, dependencia y miedo. Más aún, cuando el único candidato independentista a gobernador en las próximas elecciones habrá de enfrentarse a un candidato popular estadista y a un candidato penepé estadolibrista.
http://independencia.net/new/component/content/article/76/634.html