lunes, 11 de julio de 2011

Ruben Berrios Martinez "con patria, pero sin amo"




Rubén Berríos Martínez "con patria, pero sin amo"

Vea el video aquí: http://www.youtube.com/watch?v=NLC-dt18hVI

A sus 73 años, el presidente del Partido Independentista Puertorriqueño confía en que "vivirá para ver libre su patria".  (Primera Hora / Gerald López-Cepero )

sábado, 9 de julio de 2011
Rosita Marrero / Primera Hora

"Lo más que amo es mi patria".

Han pasado cuatro décadas desde que un joven fogoso, de verbo florido, de oratoria vibrante, que lo mismo citaba a José Martí, a José de Diego, o un pasaje de la Biblia, o que hablaba de socialismo, de justicia social y de patria, tomó las riendas del Partido Independentista Puertorriqueño.

Rubén Berríos Martínez, a sus 31 años, egresado de las universidades más exclusivas de Europa y Estados Unidos, era un desconocido cuando emergió en el espectro político de los 70, ocupando de inmediato un nicho en la historia de su país .

Ese joven de entonces, hoy "más templado" con los años, pero "también más sabio", no ha cejado en su lucha por la independencia y, a pesar de las derrotas, las frustraciones y también las victorias, afirma a sus 73 años que "vivirá para ver libre su patria".

Al recordar la persecución de que han sido víctima los independentistas a lo largo de la historia, la represión y la invisibilización, como le llama, por parte de quienes, según Berríos, favorecen la colonia, el líder del PIP da una explicación: " A ese precio se alquila la casa por luchar por la libertad de la patria. Eso lo saben los independentistas, lo señalamos y seguimos adelante".

Su cabello blanqueó.

Ha pasado el tiempo, pero si eso se utiliza para bien, es una ventaja, porque esa escuela de la experiencia y de un día tras otro permite ver el proceso de una forma más completa. El vigor que uno da a la lucha de la patria en los años mozos, si uno tiene fe y esperanza, lo que hace es mantenerse, pero templados con la experiencia, que es tan importante.

Cuando no era templado... ¿qué hacía?

Los actos que los adversarios de la independencia dirían que son más destemplados, los he hecho con más años de experiencia. En Vieques, yo tenía 60 años (1999). Creo que en esto, la fe, el vigor y el entusiasmo que uno tiene por la patria, al atemperarse, hace a uno más efectivo con el paso de la experiencia.

¿En qué momento cobró conciencia de que quería algo diferente para su país?

No recuerdo un punto específico, en escuela superior ya yo sabía que quería dedicarle mi energía a la libertad de nuestra patria. Cómo crece esa idea en uno, en esas edades tempranas, es difícil de definir... con maestros, con lecturas.

Berríos Martínez, de una familia de terratenientes y acomodada de Aibonito, estudió en la escuela elemental Federico Degetau de ese municipio.

La estructura que se convirtió en escuela, fue un cuartel donde estuvieron asentadas las tropas españolas que dirigió el general Romualdo Palacios, y que resistieron el paso de las tropas americanas hacia la loma de Asomante, en Aibonito, durante la invasión de 1898.

"Lo recuerdo porque la finca era de mi abuelo y todavía están las trincheras en el tope de la montaña. Yo tenía 12 años. 'Mira, por ahí subieron los americanos y no dejaron subir las tropas'. Ahí vino el armisticio, pero ahí se detuvieron las tropas", relató Berríos.

¿Recuerda la noviecita que todo el mundo tiene en primer grado, que le halaba las trenzas?

Está difícil.

Tiene que haber alguien a quien le hacía maldades.

"Imagínate que diga que no, y que me encuentre una vieja que diga: 'Oye, Rubén, tanto que me halaste las trenzas", se ríe.

"Si lo que quieres preguntar es si era una infancia corriente y normal, así mismo era. A lo mejor halé las trenzas a más de una", sonríe pícaramente.

De victorias y derrotas

Bajo su timón, el PIP ha tenido lo que se ha descrito como grandes victorias, y también derrotas, como fue la reciente pérdida de su franquicia electoral en las elecciones pasadas.

Al recordarle la frase Arriba los de abajo, que recoge el gran activismo e influencia de la colectividad en los 70, Berríos expresó: "Es una gran frase que recogía el momento. La marea de la historia no estaba con nosotros. Yo creo en todo lo que he dicho, de acuerdo con las circunstancias que las dije. Lo que pasa es que quieren desvirtuarlas".

Violar la ley del imperio es cumplir la ley de la patria...

Lo dije en Culebra. Dije también: 'Ayer Lares, hoy Vieques y mañana Puerto Rico'. Y nos estamos acercando vertiginosamente.

¿Las derrotas lo han hecho llorar?

Jamás. A mí puede que se me enternezca el corazón por lo personal o político. A mí me emociona profundamente cuando voy a un pueblo y veo personas con 90 años que han luchado por la independencia en la sombra, y que nunca le han hecho un reconocimiento. Me enternece el corazón la injusticia histórica, la ingratitud de los otros seres humanos, los celos, los sentimientos de venganza. Los independentistas hemos sufrido mucho de eso. Eso es natural, pero por derrotas, no. Por golpes, no .

Las escisiones, ¿le han dolido?

Sí. Sí, pero me doy cuenta también que así son los procesos de liberación, que es natural que mujeres y hombres racionales discrepen en cuanto a la forma.

¿Siente rencor?

No. Nunca lo he sentido. A veces me reclaman de que me olvido de las cosas, José De Diego dijo: 'Mis triunfos más dolorosos que mis derrotas, porque el vencido tiene la enemiga piedad, pero el victorioso sufre el odio de los débiles al triunfo'. No sé cuándo uno se siente mejor, si cuando se tiene una victoria, o uno se ha caído y se tiene que levantar. Yo nunca me he hecho esa pregunta.

Usted no se hace esa pregunta, pero otros sí.

Sí, seguro, cuando hay algo exitoso se siente muy bien.

"Voy a estar vivo para ver libre mi patria"

Berríos Martínez explicó que la lucha tiene altas y bajas y que las victorias son como oleadas.

Dio como ejemplo la lucha por sacar a la Marina estadounidense de Culebra en 1971, que calificó como una gran victoria. De Vieques, dijo que es otro gran triunfo "porque logramos partirle el corazón al bastión geopolítico norteamericano".

"Y ahora, yo creo que estamos al borde de otro triunfo bien grande, que es romperle el espinazo completo al colonialismo en Puerto Rico y comenzar el proceso de descolonización".

¿Por qué va a romper el espinazo? ¿ Qué es lo que va a suceder?

Va a haber un proceso que el PIP está impulsando hace años, que es sacar la alfombra debajo de los pies al colonialismo por consentimiento, que es la excusa de los Estados Unidos con su obligación descolonizadora. Espero que eso pase pronto, este año o el año que viene.

¿Habla del plebiscito?

Sí, del plebiscito. De la consulta plebiscitaria que el PIP ha propuesto y que el PNP, por las razones que tenga, ha aceptado.

¿Usted cree que va a suceder de verdad?

Si no, van a tener que hacer otra asamblea del PNP para echar pa' atrás esa cuestión.

¿Con el boicot de los populares?

Los populares no sé lo que van hacer, no tienen muchas alternativas. Me parece que consideran eso de abstención o boicot como bastante antiamericano. Si lo quieren hacer, que lo hagan.

"Es el voto en la primera parte de la papeleta, de empujar a los americanos, de forzarlos a que se enfrenten a su obligación descolonizadora. Eso va a ser histórico y de mucha importancia en Puerto Rico", dice.

¿Qué es lo que más que ama?

Más bien lo que me gustaría a mí, obviamente en este momento es la felicidad de mis cinco nietos: José Rubén, José Roberto, Rubén Axel, Guillermo Rubén y Greta Eva.

Obviamente, lo más que yo amo es la independencia de mi patria y a eso he dedicado toda mi vida.

¿Usted cree que va a ver la independencia?

Yo estoy seguro que voy a ver la independencia.

¿Va a estar vivo?

Seguro que voy a estar vivo, si yo estoy muy bien.

Para afirmar su convicción, recordó los versos sencillos de José Martí: "Yo quiero cuando me muera, sin patria, pero sin amo, tener en mi tumba un ramo de flores y una bandera".

Pero aquí no vamos a tener amo, pero vamos a tener patria libre antes de que yo me muera.

¿Con toda certeza?

Con fe, optimismo y esperanza y, el día que perdiera la esperanza, no valdría la pena vivir.

 

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