viernes, 24 de septiembre de 2010

Discurso pronunciado por Juan Dalmau en el Grito de LAres




Discurso del Licenciado Juan Dalmau Ramírez

Secretario General

Partido Independentista Puertorriqueño

142 Aniversario del Grito de Lares

23 de septiembre de 2010

 

 

 

I.

Compatriotas:

Mis primeras palabras son de reconocimiento a los lareños. Han dado y están dando una batalla para evitar que se cambie el cognomento de Lares y una vez mas se reescriba la historia y se borre de la memoria colectiva una gesta patriótica, hoy la gesta patriótica del Grito de Lares.

Estoy seguro, a nombre de las organizaciones que están aquí reunidas, que los lareños cuentan con el apoyo de todos nosotros en esa batalla. Pero les adelanto, que si prevalece la insensatez de eliminar el cognomento de Lares de la ciudad del Grito, si prevalece el mollero, Lares seguirá llamándose la Ciudad del Grito. Que no le quepa duda a nadie, ¡de eso nos encargamos nosotros!   

Hoy los independentistas nos congregamos para conmemorar el Grito de Lares, gesta patriótica que declaró la primera república de Puerto Rico y que como dijo don Pedro Albizu Campos,  afirmó la voluntad de este pueblo para alcanzar  su independencia.

Hoy venimos a Lares los independentistas a conmemorar esa gesta, en luto.  No están con nosotros físicamente, aunque siempre lo estarán en ejemplo, doña Lolita Lebrón y don Juan Mari Brás.

II.

Tuve el privilegio de conocer a doña Lolita Lebrón y de compartir con ella. Recuerdo, como estoy seguro recordarán los que tuvieron ese privilegio, su mirada intensa, la que solo puede tener quien ha vivido toda una vida enfrentando tempestades.

Estoy seguro que recuerdan cómo se iluminaba, cuando hablando con optimismo de la independencia, predicaba la constancia, la perseverancia que tenemos que tener todos en esta lucha.

Estoy seguro que recuerdan su amor, su bondad, su pasión por la lucha por la independencia. Sobre todo, en mi caso, recuerdo su misticismo y su inmensa fe.

Recuerdo una de las visitas que realicé a su casa junto al compañero Pablo Ortiz, que la cuidó con la devoción de un hijo. Recuerdo estar sentado en la sala de su casa y preguntarle, en el contexto del ataque al Congreso, cómo había conocido a don Pedro Albizu Campos.

Ella se sonrió y me respondió: "Conocerlo personalmente, no lo conocí. Conocerlo para saber cómo era su mirada, no lo conocí. Yo conocí a don Pedro Albizu Campos como conozco a Jesucristo." ¡Así de inmensa fue la fe de doña Lolita en la religión y en la lucha por la independencia!

Muchos piensan que el valor de doña Lolita se probó en el ataque al Congreso, cuando junto a don Rafael Cancel Miranda, Irving Flores y Andrés Figueroa sacaron la cara en defensa de la dignidad de los puertorriqueños. ¡Y por supuesto que eso fue una hazaña que requirió supremo valor!

Pero para mí, lo que probó el valor de doña Lolita Lebrón fue lo que sucedió después del ataque al Congreso. Teniendo la llave de su libertad en la mano. Bastaba que delatara a compañeros. Bastaba que se arrepintiera, que renegara de la lucha por la independencia y que se arrodillara ante el gobierno norteamericano, ¡doña Lolita Lebrón no lo hizo y permaneció 25 años encarcelada, torturada, mancillada, vejada, pero con dignidad, con firmeza, con patriotismo, siempre independentista!  

¡Ése es el ejemplo que nos legó doña Lolita Lebrón! ¡Constancia y perseverancia en la independencia, siempre!  

III.

A diferencia de doña Lolita, yo  no tuve el privilegio de conocer y compartir con don Juan Mari Brás. No viví, naturalmente,  los tiempos del Movimiento Pro Independencia. Nací dos a os después de haberse fundado el Partido Socialista Puertorriqueño. Y mi militancia, como adolecente y adulto, ha sido siempre en el Partido Independentista Puertorriqueño.

Así que conocí a don Juan por los libros, sus escritos, artículos y por su proyección pública. Conocí a don Juan, o mejor dicho supe de él, porque así no se conoce plenamente a nadie. Conocí de él, a la distancia. Distancia que impide justipreciar y conocer en toda su dimensión a un patriota. 

Tuve, sí el privilegio de estar junto a su familia y sus compañeros de lucha en el proceso de su sepelio y de su entierro. Ahí, tuve un mayor acercamiento a la figura de don Juan.

¡Qué pena que muchos de los aquí presentes tal vez no vivieron esa experiencia, particularmente los más jóvenes! ¡Qué pena que se conozca la dimensión de un patriota después de su partida! Pienso en la  sentencia de Francisco Hernández y Carvajal ante la tumba de otro mayagüezano gigantesco, Eugenio María de Hostos- de quien don Juan fue discípulo- cuando dijo: "Oh América infeliz, que solo sabes de tus grandes vivos cuando son tus grandes muertos." Desafortunadamente, así es a veces el proceso individual y personal, y también los procesos históricos y políticos.  

Tanto que se habla de educación política en el independentismo y yo les puedo decir a ustedes que aprendí más durante esos tres días,  que como dice el poeta, "leyendo ríos de tinta y bosques de papel." Lo que es una lección para todos. Por supuesto que hay que estudiar sobre la historia y la lucha independentista, pero igualmente o mayor valor tienen las vivencias, la experiencia y el ejemplo en la lucha.

Durante esos días aprendí de la flexibilidad de don Juan en los métodos de lucha, aprendí de su patriotismo, de su sacrificio, de sus experimentos patrióticos y, sobre todo, de su valor.

Supe, por primera vez, de Alfonso Beal. Los más jóvenes, tal vez tendrán, como hice yo,  que preguntar quien fue Alfonso Beal. Yo no sabía. Pero pregunten, porque fue un patriota a la altura de don Juan Mari Brás.

Aprendí también con más detalle y con espanto, del precio personal que pagó don Juan Mari Brás, por ser un insobornable combatiente contra el imperio más poderoso de estos tiempos. Sacrificios familiares y personales, de los cuales ya se ha hablado. Pero como dijo su hijo, eso no es para coger pena, ese es el precio que pagan los combatientes que no se dejan sobornar en la lucha por la libertad de los pueblos.

IV.

En el contexto de esos  sacrificios, en el contexto de las tragedias personales y familiares que vivió, uno de los momentos más estremecedores para mí, fue cuando lo despidió uno de sus hijos. No un hijo de sangre, un discípulo, pero hijo al fin. Cuando contó una anécdota de los últimos momentos de don Juan Mari Brás, al irlo a visitar con don Julio Vives, ex presidente del Partido Socialista Puertorriqueño.

Ambos llegan a la casa de don Juan, conversan por un rato.  En una emotiva visita, y en un momento, don Julio le dice: "Juan ¿y qué hacemos? ¿Qué quiere usted  que hagamos?

Y Don Juan, con la dificultad que le imponía su condición de salud, pero con la firmeza y la claridad de ser discípulo de de don Pedro Albizu Campos y don Gilberto Concepción de Gracia; don Juan respondió: "¡Hagan la independencia, la independencia, la independencia!"

¡Ése es el ejemplo! ¡Ése es el único camino! ¡Siempre adelante para lograr la libertad de nuestra Patria!

V.

En el espíritu patriótico y de solidaridad que se dio esos días, yo tengo que destacar algo, porque Lares es para orientar. Orientarnos nosotros los independentistas, orientar a los más jóvenes y aprovechar que están los medios de comunicación aquí para también orientar al país.  

En este país hay algunos que tienen por vocación ser los promotores boxísticos entre los independentistas. Les encanta resaltar las diferencias pequeñas y coyunturales que podemos tener los independentistas y que es normal que se tengan; en lugar de resaltar las grandes coincidencias en defensa del supremo ideal de nuestra independencia.

Tenemos que tener eso presente por que lo hacen para desmoralizarlos a ustedes. Para desmoralizar a los independentistas en  su trabajo patriótico. Para hacerle daño a la lucha por la independencia.

Por supuesto que es absolutamente normal que seres racionales, que aman tanto a esta patria, que con pasión defienden el ideal de la independencia, tengan pequeñas discrepancias. Eso es absolutamente normal. Pero lo fundamental, es que exista respeto mutuo y les puedo decir a ustedes y a los enemigos de la independencia, ¡que sepan que ese respeto existe entre nosotros!

VI.

Nadie recogió con más claridad ese ejemplo, ese espíritu de solidaridad, de respeto mutuo, que el hijo de don Juan Mari Brás, Juan Raúl Mari Pesquera, cuando al despedir a su padre en el cementerio de Mayagüez, dijo: "Hagamos todo lo posible para que las fuerzas de la independencia no se contradigan, no se contrarresten. Hagamos todo lo posible para masificar esta lucha nuestra. . ."

¡Ése es el camino del Partido Independentista Puertorriqueño! ¡Y desde esta tribuna, abrazo las  palabras de Juan Raúl!

Es normal que cada cual tenga su espacio. Es normal que cada cual tenga su visión, pero lo que a todos nos hermana es el amor profundo por esta Patria y el anhelo de alcanzar nuestra independencia.

VII.

El Partido Independentista Puertorriqueño va a estimular y va a llevar a cabo una política de confluencia independentista, en la que todos los independentistas, sin importar nuestras respectivas trincheras, podamos en conjunto luchar hacia una misma dirección.

Hay que ampliar, en esa confluencia independentista, nuestras líneas de comunicación. Hay que ampliar nuestras líneas de  cooperación y la coordinación en nuestros esfuerzos. Es decir, se trata de tirar puentes. Se trata de  fortalecer los contactos nuestros para masificar esta  lucha.

El independentismo tiene que ser una fuerza común, siendo tolerante a la divergencia, dentro del marco del fortalecimiento independentista, pero con la capacidad de enfrentar en conjunto el régimen colonial y a los que en Puerto Rico le hacen el juego: el liderato del Partido Popular y Penepé. 

Cómo se va articular esta política de confluencia independentista, lo vamos a ver  en la marcha. Lo veremos en la acción. Pero que no le quepa duda a nadie, ¡ése es el camino!

VIII.

Al inicio dije que este es un Lares de luto. De luto sí, de pena no. En esta lucha no hay espacio para la pena y la desesperanza.

¡Este es un  Lares de júbilo! ¡Este es un Lares de esperanza! ¡Este es un Lares de optimismo!

¡Más de cinco siglos de subordinación política, y aquí estamos los independentistas en pie de lucha y de cara al sol!

IX.

Ahora lo que resta es, con  nuestra militancia, con una política de confluencia y concordia, con trabajo dedicado y patriotismo, que enviemos un mensaje contundente al mundo entero: ¡Aquí estamos los invencibles luchadores de la independencia! ¡Que no daremos un paso atrás! ¡Que vamos adelante hacia la independencia!

Sobretodo tenemos que sentir optimismo y entusiasmo, porque una Patria que da mujeres y hombres como doña Lolita Lebrón y don Juan Mari Brás es una Patria que va alcanzar su independencia. ¡No le quepa duda a nadie!

Estamos hoy más cerca que nunca de la independencia. En momentos en que  la colonia está en bancarrota y la estadidad está muerta, es un fantasma, se abren las puertas para un avance de la lucha por la independencia.

Y cuando llegue ése día, que va a llegar. Cuando llegue el día de la alborada de nuestra libertad, de nuestra independencia, entonces podremos venir a rendir el verdadero homenaje que merecen los patriotas. Y podremos decirles aquí en Lares, como dijo Juan Raúl ante la tumba de su padre: "¡Cumplimos! ¡Aquí está la Patria libre!

¡Que viva Puerto Rico libre!