Jesús Dávila
La debilidad del sistema electoral contrasta sin embargo con las noticias que se difunden en el país y uno de los periódicos principales proclamaba ayer domingo "Histórico afán por votar" en la continuación de una serie de informaciones incorrectas que se difunden a nivel nacional sobre un supuesto entusiasmo en los votantes que no se sostiene en las cifras oficiales.
Al fenómeno de la desinformación se suma la crisis de la institucionalidad política, que enfrentó su primera baja absoluta en la capacidad de convocatoria del pueblo a las urnas en 2004 y el colapso del sistema electoral en 2005.
Las cifras oficiales de la Comisión Estatal de Elecciones al cierre del registro el sábado pasado son de 2,340,140 electores inscritos, casi 100,000 menos de los 2,440,131 que aparecieron listados para los comicios generales de 2004. El cierre definitivo después de las primarias será en septiembre próximo, para cuando habrá que llenar esa deficiencia para poder llegar al mismo nivel de las pasadas elecciones generales.
Pero de todas formas, el nivel en que se encuentra el registro electoral es tan bajo que ni siquiera alcanza la cifra de inscritos que hubo para los comicios del año 2000, cuando en las listas aparecían 2,380,676 electores hábiles.
La debilidad del sistema electoral se presenta como uno de los síntomas visibles más evidentes del deterioro político del régimen autonómico denominado Estado Libre Asociado , mediante el que Estados Unidos logró dar estabilidad durante la segunda mitad del siglo veinte a la condición colonial de esta nación caribeña.
La baja porcentual –perceptible solamente para los que hacían cómputos estadísticos- se hizo evidente por primera vez en 2004, cuando votaron solamente 1,990,372 electores, en comparación con los 2,015,987 que acudieron a las urnas en el año 2000.