POR: ANTONIO QUIÑONES CALDERÓN
Publicado en El Nuevo Día - 23 de marzo de 2011
El informe reitera que el Estado Libre Asociado está sujeto a los poderes plenarios del Congreso federal en virtud de la cláusula territorial de la constitución de Estados Unidos, esto es, que el ELA es un status colonial. Lo sabemos desde 1952. El informe dice que las propuestas de un "ELA mejorado" siguen siendo "constitucionalmente problemáticas" (dicho sin pujos de diplomacia: "inconstitucionales"), por lo que "futuros Congresos pueden alterar la relación (del ELA actual y de un ELA mejorado) unilateralmente". Idem, desde 1952.
El informe dice que aunque el Estado Libre Asociado de 1952 está a merced del Congreso, debe incluirse como una de las opciones en una consulta sobre el futuro político de Puerto Rico. Esa estrategia de Washington, de quedar bien todo el mundo, -esto es, de echarle todo tipo de sabor a la piragua de la colonia– lo estamos viendo desde 1952.
En términos económicos, el informe es lo más parecido a un programa de Gobierno de cualquier candidato a gobernador de la isla. Se parece hasta en sus superficialidades. Por ejemplo: en el área de desarrollo económico recomienda "desarrollar esfuerzos de mercadeo a nivel internacional, así como potenciales rutas para el aeropuerto y promocionar la isla intensamente en DiscoverAmerica.com". En salud "que el gobierno federal y el Congreso trabajen juntos para lograr un sistema de salud más efectivo y equitativo para Puerto Rico". En educación "que Educación federal siga trabajando junto a la agencia local para asegurarse que los estudiantes reciban una instrucción de calidad". En seguridad "que las agencias federales trabajen en coordinación entre sí y profundicen su compromiso con las agencias locales para detener el crimen transnacional". En energía "apoyar la extensión a la isla de los créditos bajo la ley ARRA para impulsar el desarrollo de energía limpia y renovable". En vivienda "completar un plan comprensivo de vivienda para Puerto Rico".
A lo largo del informe, se compromete Tío Sam a seguir enviando los miles de millones de dólares que de ordinario envía a la isla. Pero ahora estará ojo avizor (más que hasta el presente) sobre el uso que le dé el gobierno territorial a ese dinero.
A mí, ese informe de refritos me parece, además de superficial en lo económico, insultante en lo político. Tiene un gran parecido a uno anterior, el del gobernador George W. Davis de 1899 que acusaba a los puertorriqueños de analfabetos e irresponsables, por lo que había que estarlos conduciendo y limitando en sus ansias de progreso político. Ni siquiera a la condición de territorio tenían derecho entonces.
Ahora, el informe de Mr. Obama sugiere que tampoco tienen derecho a su ingreso como estado de la Nación estadounidense, a la independencia plena ni a la otra forma de independencia: la libre asociación. Que es la conclusión de quien haya entendido lo que dijo Casa Blanca en su informe cuando recomienda que, como opción para acabar con el problema colonial, se incluya el problema colonial que se quiere eliminar: el ELA.
Desde esa perspectiva, es fácil observar que el informe de ahora profundiza en la huella colonial que, desde los tiempos del gobernador Davis, adoptó el gobierno federal –la Casa Blanca y el Congreso– como política pública con relación a Puerto Rico.
Decididamente, ése es el efecto, y veo que el propósito, de la inclusión del ELA en cualquier consulta dirigida supuestamente a resolver el viejo problema colonial de nuestro pueblo.
Habrá quien diga: pero si la mayoría quisiera el ELA, ¿por qué no incluírselo como opción? Es decir, si fuera cierto que la mayoría se entretiene con el chisme y la bazofia de algunos medios, ¿es moralmente aceptable que chisme y bazofia sea lo que se le endilgue día y noche? ¿O es obligación moral de esos medios cumplir con su misión tutelar de moldear una opinión pública consciente, alerta y ética que le ayude a tener un cuadro cabal de las difíciles circunstancias que afectan su vida y alentarle en la búsqueda de opciones dignas y coherentes para su solución?
Parodiando a Rubén Berríos: ¡el informe es una bachata!