Esta nota, que me llegó un poco tarde y en medio de una avalancha de trabajo y de otros asuntos, me impidieron circularla al tiempo en que se lo merecía Lolita.
Pienso, sin embargo, que nunca está a destiempo reconocer y honrar a quien ha honrado su paria. Por eso, me animo a circularla ahora. Esta nota, de la mano de un amigo de Puerto Rico, puertorriqueño por adopción, como recuerdo que alguien se refirió a él en varias ocasiones durante el Congreso Pro Independencia de Puerto Rico que se celebró en Panamá en 2006, al que asistió nuestro amigo en representación de la patria de Martí, tiene un gran valor para cualquier independentista.
Luego de leerla salta entre mis pensamientos una pregunta que resulta del contraste evidente e inevitable entre quien pretende tener alguna autoridad solo sobre el presupuesto colonial y quien ha sido líder por la libertad de su país frente a las fuerzas imperiales que pretenden mantener aplastados y sometidos a los débiles.
Leamos la nota primero:
Lolita, seguiremos caminando juntos
Publicado el 2 Agosto 2010 en Opinión, Ricardo Alarcón de Quesada
Quisiera unirme a las mujeres y a los hombres que en este momento en Puerto Rico se juntan para rendir homenaje a Lolita Lebrón.
La conocí personalmente en Nueva York una noche del otoño de 1979 cuando fui a buscarla a Park Avenue para acompañarla hasta el edificio de la Misión Permanente de Cuba ante la ONU que estaba rodeado por un férreo dispositivo policial. Allí la esperaba Fidel quien no quiso regresar a Cuba sin antes encontrarse con ella y sus compañeros recién liberados tras cumplir 25 años de encierro en prisiones norteamericanas.
Nos abrazamos y caminamos charlando como si fuéramos viejos amigos. En realidad lo éramos. Lo primero que hizo Lolita fue preguntarme por Margarita, mi esposa, con quien había estado en comunicación durante los largos años de encierro por intermedio de las pocas personas que a ella podían visitarla.
Caminar bajo la noche estrellada, abrazado a una leyenda viviente, es algo que jamás puede olvidarse. Todavía la recuerdo repitiendo con su dulce energía que ella nunca dejaría de luchar por la independencia de su Patria. Ella, que, como su maestro, definió siempre a la Patria como valor y sacrificio.
La joven bella y resuelta que, rodeada por quienes la apresaban, el 1ro de marzo de 1954 dijo simplemente: "Yo no vine a matar a nadie, yo vine a morir por Puerto Rico."
Por Puerto Rico sacrificó su juventud y soportó los mayores sacrificios bajo un sistema carcelario que con ella fue especialmente cruel. Pero el Imperio nunca pudo doblegarla.
Que no se diga que Lolita ha muerto. Ella vive porque Puerto Rico no morirá jamás, porque, gracias a ella, su Patria será libre.
Seguiremos caminando juntos, abrazados, hasta la Victoria siempre.
Ricardo Alarcón de Quesada
¿Cómo es posible que el nacido en otro país pueda calibrar la persona de Lolita Lebrón correctamente y el de aquí, no?
Si como dice la enseñanza bíblica, "por sus frutos los conoceréris", será muy fácil llegar a conclusiones acerca de dos personas: la primera, el autor de la nota, cubano de nacimiento, líder en su país y luchador que supo reconocer, valorar y apreciar a Lolita Lebrón desde que la conoció como un patriota importante para Puerto Rico. Le fue sencillo hacerlo porque él mismo ha conocido de los sacrificios que un verdadero patriota está dispuesto a hacer por su patria. Reconoció en Lolita Lebrón la misma madera dura, firme y fina que se necesita para poder llamarse patriota.
La segunda persona en quien pienso cuando hago esta comparación nació en un pueblo del sur de Puerto Rico, tiene aspiraciones políticas porque le llama la atención dirigir el gobierno de la colonia que su propio partido contribuyó a construir a partir de aquel fatídico estatuto del imperio de 1950 que no hizo otra cosa que dividirnos como pueblo y engañarnos. Ese personaje no lo pensó dos veces para identificarse con la postura de su amo, el gobierno de EEUU, y describir a Lolita Lebrón como terrorista. A éste le son placenteros el tintineo de las cadenas de la esclavitud colonial que le restringen sus movimientos corporales y al parecer le limitan los del intelecto. Tantas veces ha escuchado que es bueno estar subordinados a EEUU, depender de las riquezas que no podemos generar nosotros mismos en virtud del estatus colonial que él prefiere, y tanta la impotencia de su espíritu que no puede darse cuenta de lo indigno de su condición, que no pudo producir un solo pensamiento respetuoso y mucho menos de admiración a una patriota independentista. Así son los "hombres de poca fe" que en algún lugar se mencionan en las escrituras y que por su condición defectuosa no se les asocia a un futuro lleno del esplendor.
Solo examinando el interior de estas dos personas que se han pronunciado sobre Lolita Lebrón podemos explicar que el que nació más lejos pudiese afirmar que
"gracias a ella, su Patria será libre" Mientras que el nacido en Puerto Rico la tratara de insultar en sus últimos días. Esta comparación solo me habla de la pequeñez del segundo.
Que sirva de advertencia a quienes aún con estos desaciertos tan grandes todavía piensen que el joven chiquitín sureño sea capaz de dirigir algo que no sea un chorro ...
José R. Bas
independencia.net