jueves, 26 de junio de 2008

Un país agrícola sin agricultura



Voces / 63
Jueves 26 de Junio de 2008 / El Nuevo Día
 
Un país agrícola sin agricultura

ÁNGEL CO L L A D O SC H WA RZ
FUNDACIÓN VOZ DEL CENTRO


En la década del cuarenta, el último gobernador extranjero en Puerto Rico, Rexford G. Tugwell, exclamó con asombro: "Imagínense, la comida es importada. Han perdido el arte del trópico. Nadie bajo ese sol, con buen terreno y con cuarenta pulgadas de lluvia, debe pasar hambre". Puerto Rico goza del escenario perfecto para ser autosuficiente en lo que respecta a su capacidad terrestre y marina de satisfacer las necesidades alimentarias de sus ciudadanos.

Hace muchos años la agricultura desempeñó un rol protagónico en nuestra sociedad y nuestra economía. En 1935, el secretario del Interior, Harold Ickes responsabilizó a los Estados Unidos de destruir nuestra agricultura: "Puerto R i c o... ha sido víctima de una economía de 'laissez faire' que ha originado el crecimiento rápido de grandes corporaciones azucareras absentistas, las que han acaparado mucha tierra que antes pertenecía a pequeños agricultores independientes, quienes, en consecuencia, se han visto reducidos prácticamente a la servidumbre económica. Si bien es cierto que la inclusión de Puerto Rico dentro de nuestras barreras arancelarias ha sido sumamente beneficiosa para los accionistas de esas corporaciones, los beneficios no han pasado a manos de la masa de puertorriqueños.

Éstos, por el contrario, han visto que las tierras en las que antes sembraban cultivos de subsistencia, se han dedicado a la producción de azúcar, mientras ellos han sido empujados gradualmente a importar todos sus alimentos básicos, pagando por éstos los altos precios producidos por el arancel. Hoy día hay más miseria e indigencia y mucho más desempleo en Puerto Rico que en cualquier época previa de su historia".

Años después, la situación empeoró con la operación Manos a la Obra, la cuál continuó debilitando a la industria agrícola. Se asignó prioridad al programa de industrialización basado en inversiones extranjeras. Se buscaba resultados inmediatos, aunque fuesen temporeros. El propio Teodoro Moscoso me comentó en sus últimos años de vida sobre el grave error que fue abandonar la agricultura.

Es lamentable que hoy día el único alimento cultivado en nuestra tierra que supera el renglón de las plantas ornamentales sean los plátanos. La venta de estas plantas es cuatro veces mayor que la venta de los mangós.

Más lamentable aún es que los mangós cosechados en la Isla sean desplazados por guineos de Costa Rica y piñas de la República Dominicana en los barcos que llevan los productos a Europa.

Recientemente se reseñó en la prensa que los barcos llegaban sin cupo para nuestros furgones de mangós. Esta industria produce 700 empleos y genera $18 millones anuales. Pero las leyes de cabotaje federales, al obligarnos a utilizar los transportes marítimos estadounidenses considerados los más costosos e ineficaces, no sólo perjudican la exportación de nuestra producción agrícola: también aumentan el costo de los alimentos que importamos La calidad de nuestros productos agrícolas es insuperable. Tres ejemplos de reconocimiento internacional son la piña, la cual es considerada por los expertos como superior a la de Hawai; el café, el cual se ofrece en restaurantes de alta cocina en Europa como un delicatessen; y el mangó, el cual recibe en Europa una aceptación formidable. Experimentos como la siembra de arroz en la década del setenta fueron abandonados ante la incapacidad de los gobiernos de turno para incentivar a empresarios locales.

Debemos ver a Israel como nuestro principal modelo de desarrollo agrícola. Han conseguido cultivar en el desierto.

Satisfacen toda la demanda alimentaria de sus ciudadanos, más exportan su producto agrícola a Europa. Sin embargo, su economía no se limita a la agricultura: ésta complementa una moderna industria de alta tecnología.

En Israel, la agricultura representa un 2% del producto bruto mientras que en Puerto Rico es menos de 1%. Israel tiene el doble de la población de Puerto Rico pero cuatro veces el número de empleados en la industria manufacture ra .

Israel, al igual que otras colonias antiguas, ha alcanzado estos éxitos económicos desde una plataforma sobera n a .

En Puerto Rico, aunque el escenario actual permite mejoras a la industria agrícola, el status político limita su desarrollo y potencial. Las leyes de cabotaje federales y la falta de poder para negociar tratados internacionales constituyen una camisa de fuerza para este d e s a r ro l l o.

El otro aspecto importante es la mano de obra, la cual es muy limitada, pues es mucho más cómodo depender del mantengo federal. Lo irónico de la situación es que tampoco tenemos el poder para importar mano de obra que cultive nuestras tierras.