miércoles, 1 de junio de 2011

Darnos a Respetar

Escrito por Juan Dalmau Ramírez - Secretario General del PIP
Miércoles 01 de Junio de 2011

Resulta patética y ridícula la actitud asumida por los lideratos popular y penepé ante la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Parecen "cheerleaders" adolescentes bailando con pompones de manera coreográfica al son de la sumisión colonial.

Han llegado al extremo de pedir que no haya protestas porque cuando alguien visita una casa hay que recibirlo con la mejor atención.

La realidad es que su ignorancia histórica y lógica colonial les impide recordar que nuestra casa -Puerto Rico- fue invadida a cañonazos por el gobierno estadounidense en un acto de guerra, para imponernos un régimen antidemocrático y de subordinación política que aún existe. 

Soslayan, a conciencia o sin ella, la explotación económica, militar y política que produjo esa invasión. 

Y han sido cómplices de ese gobierno invasor en la persecución voraz y criminal contra el independentismo puertorriqueño. Al ladrón que entra a la casa por la fuerza no se le recibe con galletitas y café. 

Ante esa historia imperialista contra nuestro pueblo de nada sirven, como dijo Muñoz Rivera, "cortesías infantiles y tolerancias vejatorias". Ya es tiempo que los puertorriqueños aprendan esa lección.

Particularmente, cuando el informe de la Casa Blanca, que dirige Obama, reconoce que Puerto Rico está subordinado a Estados Unidos bajo la cláusula territorial de la constitución estadounidense, pero mantiene el ELA territorial como una opción. Eso es imperialismo y colonialismo en su máxima expresión.

Ante la visita del presidente de Estados Unidos, la respuesta digna es exigir nuestro derecho como pueblo a la independencia, denunciar el régimen colonial y exigir la excarcelación de los prisioneros políticos puertorriqueños de las cárceles estadounidenses. No es momento de ambigüedades. ¡A exigir la independencia!

Es hora que el presidente estadounidense sepa que en este país hay gente de pie, dispuesta, como lo estuvieron los independentistas norteamericanos, a defender su derecho inalienable a mandar en su propia tierra. Que sepa Obama que nuestra aspiración –como la de los luchadores de derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos- no es ser un Uncle Tom, un servil esclavo del amo blanco.

Que sepa, además, que ese derecho a ser libre no es para declarar la guerra a los estadounidenses. 

Aspiramos a que nuestra independencia sea para hermanarnos con los pueblos libres de la Humanidad, incluyendo Estados Unidos.

Pero no puede existir hermandad y solidaridad cuando se parte de una relación de subordinación y opresión política. Con eso hay que acabar: ése es el mensaje que hay que enviar ante la visita de Obama.

Éste es un pueblo digno, de una estirpe valerosa, orgulloso de su propia identidad y de grandes patriotas. Que no nos concebimos mejor que otros pueblos de la Humanidad, pero que tampoco aceptamos que se nos haga creer que valemos menos que otros pueblos del mundo.

El 14 de junio, día de la visita del presidente de Estados Unidos habrá quien, como dijera el patriota Hostos, esté "bailando al son de sus cadenas". 

Por cada uno de esos, seremos muchos otros los que estaremos participando en una manifestación en la que reclamaremos nuestro derecho a la independencia y dejaremos saber al mundo que en Puerto Rico hay quienes nos damos a respetar.



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