Manuel Rodríguez Orellana
Secretario de Relaciones con Norteamérica del PIP
y Abogado Colegiado
16 de septiembre de 2009
Frente al recurrente clima de amenazas contra su existencia, el Colegio de Abogados de Puerto Rico celebró recientemente, no sin valentía, su asamblea anual en Fajardo. La oradora invitada fue la escritora y periodista Mayra Montero.
Valiente, a la vez que amena y brillante, la renombrada intelectual deleitó a la audiencia con un manejo impecable del idioma, una exquisita ironía y una penetrante crítica al apaciguamiento conformista en casi todos los ámbitos de la sociedad.
Su elegante inmisericordia, no eximió ni a la Judicatura, en presencia del Juez Presidente del Tribunal Supremo y otros magistrados, ni a la Legislatura, en presencia de varios legisladores, ni al quehacer, a veces menos que sublime, de la profesión legal, en presencia de una asamblea para la que nos inscribimos más de 2,000 abogados.
El Colegio, por su parte, dedicó su asamblea al fenecido colegiado Gilberto Concepción de Gracia, en el año de su centenario.
La valentía de los organizadores, sin embargo, fue sutil. El programa impreso anunciaba la dedicatoria al doctor Concepción de Gracia, "como abogado, profesor, activista social, periodista, defensor de las minorías y líder político". Entre los muchos reconocimientos del texto se mencionan "la defensa de don Pedro Albizu Campos en los tribunales norteamericanos", "su extensa colaboración con el congresista Vito Marcantonio" y su labor a favor de "los puertorriqueños y los marginados en general en Nueva York…". Don Gilberto, "amante de la justicia… que corresponde a un país… sin sujeciones políticas o económicas" fue un "humanista y líder notabilísimo".
La semblanza oral fue mucho más abultada en datos biográficos. Mencionó sus estudios universitarios y su participación como redactor en jefe en la fundación de la Revista Jurídica de la Universidad de Puerto Rico. Resaltó sus estudios doctorales de Derecho en Washington. Y mencionó que don Gilberto presidió el II Congreso Pro-Independencia en 1944.
De ahí pasó a destacar su defensa legal, "en 1953, siendo senador del PIP", de más de veinte soldados puertorriqueños del conflicto bélico de Corea.
Las siglas "PIP" me llamaron la atención. Ante el decreto de incompatibilidad de pertenecer al Partido Popular Democrático y luchar por la independencia, don Gilberto fundó en 1946 el partido del portaestandarte electoral de la plena soberanía nacional.
Entre tantos logros personales y profesionales, se quedaron fuera -tal vez inadvertidamente- la fundación y el nombre completo del Partido Independentista Puertorriqueño que el patriota representó en la Legislatura hasta 1964.
Finalmente, la presentación destacó que don Gilberto presidió comisiones del Colegio de Abogados, a la vez que "un partido político". Para evitar confusión, repito, ese partido político era el Partido Independentista Puertorriqueño. Evidentemente, el Colegio no reparaba entonces en mencionar explícitamente la independencia y su partido.
La escasez de recursos económicos de don Gilberto -dato de simpático énfasis en la presentación oral ante un gremio que no se rige por la pobreza franciscana- se debió menos a que ejercía la profesión pro bono, como a que dedicó su vida a la lucha por la independencia, aun en el apogeo de la "La Mordaza", término acuñado por un prominente legislador del Partido Estadista Republicano para la persecución oficial del independentismo por parte del gobierno del Partido Popular en la década de 1950.
Hubiese sido más valiente -y más a tono con el legado moral del homenajeado- si el nombre y apellido del instrumento de lucha electoral por la independencia no hubiesen sido detalles omitidos, dando la impresión de querer apaciguar a los adversarios institucionales.
Menos mal que allí estuvo Mayra Montero, poniendo los puntos sobre las íes.
http://www.independencia.net/articulos/mro_punto_sobre_ies16sept09.html
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