Por Fernando Martín
Presidente Ejecutivo
Partido Independentista Puertorriqueño
16 de noviembre de 2007
La historia de las agencias del gobierno de los Estados Unidos en Puerto Rico ha sido siempre la historia de la intervención política de dichas agencias para salvaguardar y adelantar los intereses del gobierno norteamericano en Puerto Rico. No puede ser de otra manera en una relación tan descaradamente colonial. Esto ha sido particularmente el caso de las agencias policíacas como el FBI, Fiscalía y el Tribunal Federal.
En el caso del independentismo esa intervención ha tomado la forma de la más despiadada represión y persecución valiéndose de procedimientos que han ido desde la fabricación de casos hasta el asesinato político.
Por más de noventa años los dirigentes políticos del anexionismo y el colonialismo estuvieron virtualmente inmunes de ser golpeados por las instituciones del imperio reservándose estas su saña y maledicencia para sus operativos de represión contra el independentismo. Las investigaciones y subsiguientes veredictos contra prominentes figuras del PNP en años recientes marcaron el final de esa impunidad con respecto al anexionismo. La investigación en curso sobre Acevedo Vilá y algunos de sus allegados parece apuntar a que los defensores de la colonia tampoco estarán protegidos de la prepotencia del poderío federal que ha ejercido el Departamento de Justicia Federal y su Fiscalía en Puerto Rico con la anuencia entusiasta del liderato del PPD.
La decisión final de si acusar o no al Gobernador habrá de tomarse en Washington a la luz de un análisis político de cómo se sirve mejor a la política del gobierno de los Estados Unidos con respecto a Puerto Rico. No se trata de diferencias políticas entre republicanos y demócratas como podría ser el caso de Alabama o en Indiana; aquí se trata de la política del imperio con relación a su colonia.
Mientras más los federales manotean y zarandean a Acevedo Vilá, más firmemente insiste él que se trata no de un problema institucional sino de uno personal. Hasta ha llegado a decir que esto no le estaría pasando si al fiscal federal fuera Guillermo Gil o Bert García. ¡Pobre del señor Gobernador! Está como los Borbones de Francia de quien se decía que "ni aprenden ni olvidan". Todos los fiscales federales en Puerto Rico han sido los mayordomos de sus amos en Washington. Esto no se resuelve pidiendo un cambio de mayordomo; la fiebre no está en la sábana. No se trata este asunto de un caso particular en que un juez federal pitiyanqui toma una decisión torpe y disparatada que luego tiene que ser revocada en Boston, se trata a todas luces de una decisión institucional del gobierno de los Estados Unidos que habrá de ser revisada a los más altos niveles, y que de optar por acusar al Gobernador se hará con pleno conocimiento de sus consecuencias políticas, económicas e institucionales.
Se desconocen aun los méritos, si alguno, que pueda tener cualquier acusación pero lo que es evidente es que el ejercicio de la jurisdicción federal en este caso deberá servir para crear conciencia de la necesidad de ponerle fin a la subordinación política de Puerto Rico. Le hace un flaco servicio a su país Acevedo Vilá al no denunciar al colonialismo por su nombre. El que no quiere colonia, que la combata.