viernes, 19 de octubre de 2007

La ruta está trazada

Por Fernando Martín
Presidente Ejecutivo
Partido Independentista Puertorriqueño
19 de octubre de 2007

El próximo martes el Comité de Recursos de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos se apresta a considerar el proyecto de status presentado por José Serrano y Luis Fortuño con el coauspicio de más de ciento treinta congresistas de ambos partidos. Ese mismo día sesionará en Washington el Grupo Interagencial de la Casa Blanca para escuchar a los líderes políticos puertorriqueños –y a diversos congresistas– de cara a la obligación de dicho Grupo Interagencial de someterle informes periódicos al Presidente sobre cual debe ser la política pública del gobierno de los Estados Unidos para promover la solución al problema de la condición de subordinación política de Puerto Rico.

Se anticipa que el Comité de Recursos de la Cámara habrá de aprobar un proyecto sustitutivo al radicado originalmente y que, en lo esencial, adopta la insistencia del Partido Independentista expresada en todas las vistas pública en estos últimos dos años de que se elimine la "píldora venenosa" de un segundo referéndum en el cual estaba explícitamente incluida la estadidad como alternativa, limitándose a la primera votación en que los puertorriqueños habrán de expresarse a favor o en contra de la continuación del actual régimen de subordinación territorial.

Para la causa de la descolonización y la independencia la aprobación de este proyecto sustitutivo constituye un importante triunfo por el cual el Partido Independentista ha venido luchando por mucho tiempo, particularmente desde que se introdujo el proyecto Johnston en 1989. Resulta incluso irónico –y no carente de justicia poética– que la pregunta que el gobierno de los Estados Unidos le haría al pueblo de Puerto Rico si el proyecto sustitutivo se convierte en ley es precisamente la pregunta que el PIP había propuesto –con el endoso unánime de Cámara y Senado en Puerto Rico en abril del 2005– hacerle a nuestro pueblo para poner en marcha un proceso de descolonización. Aquel proyecto que Aníbal Acevedo Vilá vetó a última hora traicionando su palabra empeñada le hubiera permitido a los puertorriqueños todos expresarnos en contra del coloniaje y a favor de un status político que no fuera colonial ni territorial. Es esa misma pregunta la que tendrán ante sí los puertorriqueños en el 2009 pero en esta ocasión, para merecida vergüenza de Acevedo Vilá, en virtud de una ley federal.

La aprobación del proyecto sustitutivo (que aún tendría que ser aprobado por el pleno de la Cámara y el año que viene por el Senado) constituiría una triple victoria para el independentismo. En primer lugar hace posible descartar definitivamente la colonia como alternativa futura. En segundo lugar ratifica la imposibilidad real de la estadidad al verse obligados los autores del proyecto original a eliminar la inclusión de una segunda votación con esa alternativa precisamente porque de no eliminarla no habría posibilidad de lograr la aprobación del proyecto. Y en tercer lugar porque generará un hecho político contundente y demoledor como lo es el rechazo abrumador de nuestro pueblo al colonialismo en una consulta hecha por el propio gobierno de los Estados Unidos. Ese rechazo masivo a la continuación del colonialismo abrirá las puertas para que en ese momento podamos los puertorriqueños, como ha propuesto el PIP, convocar a una verdadera Asamblea Constitucional de Status para hacerle un reclamo descolonizador concreto al gobierno de los Estados Unidos, habiéndose ya descartado cualquier alternativa de naturaleza colonial.

Rechazado el colonialismo y desinflado el mito de la posibilidad de la anexión será el pueblo puertorriqueño en su momento el que reclamará su soberanía e independencia. Esta es la ruta y la estrategia que el PIP ha propuesto y ha seguido por décadas. El tiempo nos ha dado la razón. Se trata ahora de arreciar la lucha en todos los frentes, en Puerto Rico, en los Estados Unidos, y en la comunidad internacional, para aprovechar esta extraordinaria coyuntura y poner en marcha en el Congreso de los Estados Unidos un proceso político que habrá de desembocar en la consecución de nuestra plena soberanía nacional. Si no es hoy, será mañana.