lunes, 24 de marzo de 2008

Báez Galib: Descubriendo el Orinoco

 

José R. Bas García
Miembro del Partido Independentista Puertorriqueño
24 de marzo de 2008

El periódico El Vocero de hoy contiene expresiones del senador del Partido Popular, Eudaldo Báez Galib, recogidas en una reseña por Obed Betancourt. Se trata de una petición del senador estadolibrista para que una entidad del gobierno federal de Estados Unidos investigue el hecho más consistente en la historia de la relación colonial de Puerto Rico con ese país: que en Puerto Rico apliquen las leyes federales que se aprueban en el Congreso norteamericano sin que los puertorriqueños tengamos participación real en esos procesos. El senador Báez Galib describe la situación utilizando el mismo calificativo que el presidente de Panamá, Martín Torrijos, durante el Congreso por la Independencia de Puerto Rico que se celebró en su país en noviembre de 2006: "anomalía".

Como si acabara de descubrir el Orinoco, el senador Báez Galib denuncia una situación que ha existido desde la invasión de Estados Unidos a Puerto Rico y que no ha cambiado un ápice. El Tratado de París de diciembre de 1898, por el que España le cedió la Isla a Estados Unidos, dispone que "los derechos civiles y la condición política de los habitantes naturales de los territorios aquí cedidos a Estados Unidos se determinarán por el Congreso". La anomalía que se señala hoy existe desde el mismísimo principio de la intervención norteamericana en Puerto Rico.

Como solución al problema que señala, Báez Galib propone la misma solución que propuso el Partido Popular durante los procesos de status de 1989 en el Congreso. Esta es que el gobierno de Estados Unidos le permita a Puerto Rico decidir qué leyes federales aplicarían en la Isla.

En aquella ocasión la petición del PPD no progresó porque la misma choca, cual aparatosa colisión de trenes, con las disposiciones de la Cláusula Territorial de la Constitución de Estados Unidos y con las disposiciones que garantizan la uniformidad entre los estados de la unión. La cláusula territorial –Artículo IV, Secc. 3- dispone que "el Congreso podrá… promulgar todas las reglas y reglamentos necesarios en relación con, el territorio o cualquier propiedad perteneciente a los Estados Unidos….".

A partir de las discusiones de status que se han ventilado en el Congreso, Estados Unidos ha reiterado una y otra vez que Puerto Rico continúa siendo un territorio, una posesión de ese país. Consentir con la petición que vienen haciendo los Populares desde hace décadas es hacer excepciones a esta disposición de la constitución estadounidense que traería además, el problema de concederle a la Isla privilegios que no tienen los propios estados de la unión. Sería, en efecto, discriminar en contra de los estados y a favor de la colonia o el territorio no incorporado que es Puerto Rico.

Báez Galib declara, según la información periodística, que el Estado Libre Asociado tuvo un potencial de desarrollo que nunca se dio. Opinamos que ese potencial no era uno intrínseco o propio del ELA sino dependiente de los intereses del dueño, de Estados Unidos. Mientras duró el interés geopolítico de Estados Unidos en Puerto Rico el ELA se desarrollaba. Cuando cesaron las condiciones que mantenían ese interés vivo, así mismo decayó el ELA.

El senador señala correctamente los síntomas del problema colonial puertorriqueño: que nos gobiernan desde otro país, que no participamos en los procesos legislativos que impactan nuestra vida, que el gobierno de Estados Unidos discrimina contra Puerto Rico, "vivimos a base de lo que dicen las autoridades federales día a día", todo eso es lo que define lo que es ser colonia. La solución a ese problema no es solicitar enmiendas o excepciones al régimen colonial existente sino aspirar y luchar por la descolonización. Todo lo que señala hoy el senador Báez Galib acerca de la relación de nuestra nación con Estados Unidos es lo que ha motivado al Partido Independentista Puertorriqueño a demostrar la necesidad de los poderes soberanos y a luchar siempre por la independencia.

El Orinoco no lo descubrió Báez Galib, ni el PPD. Ya los independentistas lo conocíamos desde mucho antes.