sábado, 15 de marzo de 2008

Salud colonial






Voces / 64
Sábado 15 de Marzo de 2008 / El Nuevo Día
 
Salud colonial

I B RA H I M P É R EZ
M É D I CO

I b ra h i m 2 @ o n e l i n k p r.n e t

Nuestra mentalidad colonial dependiente nos lleva frecuentemente a concluir que lo que hacen los estadounidenses es siempre lo que hay que hacer, lo mejor. Parecemos aceptarlo como único modelo a seguir. En el campo de la salud, dicha actitud nos ha llevado por la calle de la amargura.

Recientemente asistí a un foro en el que participaron prominentes figuras políticas y salubristas de Estados Unidos y Puerto Rico. No escuché una sola aseveración que destacara nuestra responsabilidad para resolver nuestros problemas de salud.

La actividad estuvo enfocada en reclamar más recursos económicos al Congreso y en esperar por el ganador presidencial y su plan de salud. Uno de los visitantes nos recordó la triste experiencia de 1993 cuando Puerto Rico adoptó el Plan Clinton (Reforma de Salud). Sin embargo, el Congreso lo rechazó, nos quedamos solos con el plan y sin los fondos federales anticipados. Todavía pagamos el precio con racionamiento de servicios y recurrentes deficiencias presupuestarias de ASES.

Ya es tiempo que nos responsabilicemos por el destino de nuestro sistema de salud, basándonos en nuestra capacidad económica y en nuestra realidad social. No podemos seguirle el paso e imitar en todo al país más rico del mundo, cuyo producto nacional bruto es de casi $14 billones y que gastan $7,000 per cápita en salud. El nuestro se acerca a los $100,000 millones y gastamos unos $2,700 per cápita en salud.

Nuestra realidad económica es totalmente distinta a la estadounidense. Nuestro mayor aliciente es lo que han logrado los países europeos con un gasto en salud similar al n u e st ro.

Son los países más saludables del mundo, cubren a toda la población y no tratan la salud como un negocio. El modelo europeo es más compatible con nuestra realidad económica y no hay razón salubrista alguna por lo que no lo podamos c o n s i d e ra r.

En Puerto Rico no podemos seguir gastando lo que no t e n e m o s. Tampoco podemos seguir soñando con recursos económicos federales que no necesariamente vendrán. Debemos asumir nuestra responsabilidad y crear un Seguro de Salud Universal atemperado a nuestras necesidades. El rol de mendigos e imitadores nos denigra, nos inmoviliza y obstaculiza nuestro progreso.