Testimonio ante el
Comité de Descolonización de la ONU
Fernando Martín GarcíaPresidente Ejecutivo
Partido Independentista Puertorriqueño
15 de junio de 2009
Mi nombre es Fernando Martín y soy el Presidente Ejecutivo del Partido Independentista Puertorriqueño a nombre de quien testifico en la mañana de hoy. Comparezco ante ustedes, además, en representación del Comité Permanente de Trabajo por la Independencia de Puerto Rico compuesto por distinguidos dirigentes y personalidades latinoamericanas entre los que se encuentran Ricardo Alarcón de Cuba, Gustavo Carvajal y Cuauhtemoc Cárdenas de México, el Comandante Tomás Borge de Nicaragua, el Presidente de la Conferencia Permanente de Partido Políticos de América Latina y el Caribe Antonio Cafiero de Argentina, el Senador Rubén Giustiniani, Presidente de Partido Socialista Argentino, Martín Torrijos de Panamá en su calidad de presidente del Comité para América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista, el Senador Ricardo Núñez de Chile, Horacio Serpa de Colombia, Hugo Rodríguez Filippini del Uruguay, el ex presidente del Ecuador Rodrigo Borja, y hasta hace muy poco, el inolvidable ex mandatario argentino Raúl Alfonsín.
Si bien es cierto que nos corresponde a los actores del proceso político puertorriqueño la gigantesca tarea de forzar al Congreso y al Gobierno de los Estados Unidos a descargar su responsabilidad descolonizadora con relación a la posesión colonial que sigue siendo Puerto Rico, no es menos cierto que la comunidad internacional tiene los instrumentos y la responsabilidad de propiciar condiciones que estimulen a los Estados Unidos al cumplimiento de sus obligaciones conforme a la Resolución 1514 (XV).
La resolución que está hoy ante la consideración del Comité Especial reitera nuevamente la aplicabilidad de la histórica Resolución 1514 (XV) al caso colonial de Puerto Rico y se expresa, una vez más, en favor de que la Asamblea General examine el caso de Puerto Rico. No tengo la menor duda de que esta resolución habrá de ser aprobada por el Comité Especial, como en años anteriores, sin necesidad de votación.
Nos urge ahora enfrentar el reto de movilizar y encausar los esfuerzos de los aliados de la descolonización y la independencia de Puerto Rico para que se logre el objetivo del examen por parte de la Asamblea General del caso colonial de Puerto Rico no más tarde del próximo año. No se trata tan sólo de que la persistencia del coloniaje en Puerto Rico constituye una afrenta permanente a la dignidad del pueblo puertorriqueño y una violación permanente de sus derechos fundamentales, sino que en el año 2010 concluye el plazo dictado por la Asamblea General cuando declaró en el año 2000 que comenzaba el Segundo Decenio para la Erradicación del Coloniaje. Como si lo anterior no fuera suficiente motivación y aliciente para la América Latina y el Caribe, en el año 2010 se celebrará además el bicentenario del comienzo de la emancipación e independencia de América Latina.
En una institución con la estructura y composición de las Naciones Unidas está más allá de toda discusión que un esfuerzo concertado y unido de los países de América Latina y el Caribe convertirían en imparable una iniciativa coordinada de dicho bloque de naciones conducente a que la Asamblea General examine el caso colonial de Puerto Rico y se exprese sobre el mismo. Ello generaría una poderosa y eficaz presión moral y jurídica sobre los Estados Unidos para que el congreso y el gobierno de ese país no pudieran continuar utilizando pretextos y excusas para permanecer en flagrante incumplimiento de sus obligaciones descolonizadoras bajo el derecho internacional.
Hasta hace unos años las realidades geo-políticas de la guerra fría, y la docilidad ante los deseos del gobierno de Estados Unidos por parte de demasiados gobiernos de América Latina y el Caribe hacían impensable que pudiera lograrse una concertación de voluntades en nuestra América en apoyo a la descolonización y la independencia de Puerto Rico. Esa vieja realidad ha sido transformada y hoy la América Latina y el Caribe – a pesar de matices y divergencias importantes – va rápidamente redescubriendo su identidad colectiva, y poniendo en marcha lo que es en efecto una segunda revolución por su independencia.
La decisión tomada por la Asamblea General de la OEA en Honduras en días recientes de dejar sin efecto la viciosa y disparatada decisión de prohibir la participación de la Cuba revolucionaria en el sistema interamericano constituye la prueba más fehaciente y elocuente de que se abre un nuevo y bienvenido ciclo de la historia continental en la que, como sentenció Bolívar, habrá de "restaurarse el balance del universo".
Es momento de insistir en el recordatorio que hizo hace poco al mundo el Presidente Daniel Ortega al dirigirse a la llamada Cumbre de las Américas en Trinidad y denunciar que, además de Cuba, faltaba también Puerto Rico.
Exhorto a los países miembros del Comité Especial a que redoblen sus esfuerzos institucionales para darle intenso y urgente seguimiento a su conclusión de que la Asamblea General debe examinar el caso colonial de Puerto Rico. Además de a los países latinoamericanos y caribeños que son miembros del Comité Especial y que ahora valientemente acompañan los reclamos que históricamente exigía Cuba, casi en solitario, los independentistas puertorriqueños agradecemos los compromisos de solidaridad que han hecho y han manifestado los gobiernos de Nicaragua, Ecuador, Panamá, Honduras, Guatemala, y ahora, El Salvador. Igualmente el Senado de Argentina y el de México han aprobado en años recientes resoluciones de apoyo a la independencia de Puerto Rico. La Organización de Países No-Alineados ha suscrito repetidas expresiones de apoyo a la descolonización de Puerto Rico, y las más representativas organizaciones partidarias de América Latina como la COPPAL, la Internacional Socialista, y el Foro de Sao Paulo han sido constantes y explícitas en su apoyo a la independencia de la patria de Betances, Albizu Campos y Concepción de Gracia.
Tan sólo falta que en estos tiempos nuevos tan propicios y transformadores, ese caudal enorme de apoyo latinoamericano y caribeño a la descolonización y la independencia de Puerto Rico se canalice eficazmente en Naciones Unidas, y se convierta en una gigantesca ola que arrope a la Asamblea General y que conduzca a un llamado concreto de la Organización de Naciones Unidas a que se le ponga fin al coloniaje en Puerto Rico. Ese empujón será la víspera de la conquista de la independencia de Puerto Rico por la voluntad de los puertorriqueños.
El tema de llevar el caso colonial de Puerto Rico a la Asamblea General debe ser abordado frontalmente en cada foro continental de ahora en adelante, desde los encuentros de cancilleres hasta las reuniones del propio GRULAC aquí en Naciones Unidas, y en todo cónclave donde los latinoamericanos se reúnan a discutir su agenda colectiva. Nadie ha expresado mejor mi llamado a los latinoamericanos que José Martí cuando escribió "Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes".
El Partido Independentista ha comprometido sus recursos, que son pocos, y su voluntad, que es mucha, con lograr que esta iniciativa latinoamericana y caribeña se materialice en el plazo más breve posible. Están ya sobre la mesa todos los ingredientes que requiere esta receta libertaria; sólo falta combinarlos.
Confiamos que esta resolución, con cuyo texto coincidimos plenamente, sea aprobada por todos los presentes y que resulte el preludio de una gloriosa ofensiva final por la descolonización y la independencia de Puerto Rico.
Muchas gracias