miércoles, 18 de junio de 2008

La medicación de las drogas: ¿Solución o balón político?


Por José R. Bas García - independencia.net
18 de junio de 2008

Hoy, 28 años luego de que el PIP intentara un cambio, estamos en el mismo lugar, tratando el mismo problema de la misma forma que antes. La criminalidad y la desintegración social se han agravado como consecuencia de la inacción azul y roja. Y algunos juegan con el tema solo por el interés de aparentar preocupación y ver si pescan un voto aquí o allá. En nuestra nación puertorriqueña, a la que algunos poetas de la política le atribuyen características de país desarrollado, llamándola "Puerto Rico de primera", aún se siguen venteando públicamente las discusiones sobre la manera de atender el grave problema de la adicción a drogas y de la alta incidencia criminal asociada con la misma. Tal parece que el objetivo de algunos dista mucho de encontrar e implantar soluciones sino provocar primeras planas de periódicos e intervenciones en los programas de radio sobre todo, en este año de elecciones.

El Partido Independentista Puertorriqueño fue el primero que se atrevió a proponer públicamente que se rompa con el paradigma de crimen y castigo que aún hoy domina la conducta oficial del gobierno y de la sociedad para establecer un acercamiento verdaderamente salubrista para atender el problema de la adicción y enfrentar el narcotráfico. Ambos problemas han ido carcomiendo nuestra sociedad. El PIP propuso la medicación de las drogas y explicó el alcance de su propuesta diciendo que la misma "significa la prescripción o receta de ciertas drogas por un médico autorizado para el tratamiento de una persona farmacodependiente". Expuso que "elimina el aspecto económico que subyace al problema de las drogas y la criminalidad y reduce la demanda de narcóticos en el mercado ilegal". Se trató de una propuesta sencilla, bien pensada y expuesta con suficiente detalle que facilitara establecer un cambio radical en la política pública que estuviese más cerca de las realidades de nuestro problema. Sin embargo, muy poco o nada se ha avanzado en esta dirección.

En esta semana se ha desatado nuevamente el tema. Una vez más, escuchamos algunas voces que fueron parte de las administraciones alternas rojas y azules hablar sobre variantes de una idea que enterraron el mismo día que se propuso por primera vez. Se trata de la propuesta de medicación de las drogas que hizo el Partido Independentista Puertorriqueño desde los tiempos de Matusalén. ¿En qué consiste la misma? ¿Desde cuándo se expuso? ¿Cómo es posible que a estas alturas nada haya sucedido desde que el PIP las puso bajo la lupa del pueblo?

Cuando revisamos los programas de gobierno del PIP correspondientes a 1980 y 1984, encontramos evidencia de un acercamiento salubrista al problema de las drogas y la adicción. "Nuestra sociedad no provee a sus jóvenes oportunidades adecuadas de trabajo; además, nuestra sociedad no provee un conjunto de valores e incentivos compartidos que sirvan de motivación a la superación por parte de nuestra juventud... ", diagnosticaba el PIP en esos años. Proponía específicamente "establecer verdaderas comunidades terapéuticas para adictos donde no solamente se les detoxifique, sino que sean también vehículos para el adiestramiento técnico y vocacional y la reeducación del individuo".

En 1992 el programa del Partido Independentista vinculó directamente la actividad criminal con el trasiego de drogas ilegales en la Isla. Ofrece estadísticas que revelan que el tráfico de drogas "es la causa del 95% de los robos, el 75% de los hurtos de autos y el 70% de los escalamientos y apropiaciones ilegales. Más del 80% de los confinados son usuarios de drogas y aproximadamente la mitad de esta población cometió delitos con el fin de allegarse dinero para comprar drogas..." Al ampliar su diagnóstico del problema, señala que el sistema no hace una distinción adecuada entre los traficantes de drogas, a quienes acusa de ser "los auténticos promotores del vicio" y los usuarios individuales, que, según expone, son las víctimas del narcotráfico.

El programa de 1996 recoge las ideas esbozadas anteriormente y elabora aún más. Propone específicamente que se trate la "farmacodependencia", o sea, el uso y abuso de drogas, como un problema complejo de salud pública e individual. Expone que "la solución no puede estar centrada en estrategias simplistas que reducen la naturaleza de la farmacodependencia al ámbito legal o criminal". Es decir, que no puede tratarse al traficante de drogas y al adicto a la misma manera. El primero es un delincuente que viola la ley. El segundo es un enfermo y su condición debe tratase como la de una enfermedad.

Nos vemos compelidos a concluir que entre las razones por las que nada ha pasado en tanto tiempo está precisamente en lo sensata y bien estructurada de la propuesta y en que su portavoz proponente es el PIP. Otra razón que resalta a la vista es el status colonial de Puerto Rico bajo el cual, el gobierno de Estados Unidos es quien tiene la palabra final sobre qué soluciones podemos implantar los puertorriqueños en nuestra propia nación y cuáles nos están prohibidas. La medicación de las drogas, por sensata, bien articulada y práctica que pueda ser para Puerto Rico, es una de esas soluciones a problemas particulares nuestros que un estatuto legislado en el congreso de otro país nos impide poner en vigor. Y todavía hay quien se atreve hablar de democracia.

Cabe preguntarse si seguirán usando el tema de la medicación de las drogas como balón político o si por el contrario, surgirá una solución seria al problema, tal como ha propuesto el PIP.